5 feb 2015

JEREMIE, ...al final de la carretera.

A poco metros del Cruce Quatre Chemins, en la Route Nationale 7, se detienen las guaguas que van con destino Jeremie ya que paran si hay pasajeros que se bajan o si se les hace la señal para subir.
Desde PaP salen varias compañías de guaguas, algunas de ellas algo más pequeñas, equipadas con calefacción y sillones cómodos. Yo subí a una de Elephant Tours (500g.) y como llevaba pocos pasajeros pude poner mis mochilas en los asientos.
Los 97Kms. de carretera montañosa desde Cayes hasta Jeremie que atraviesa el Massif de La Hotte lo realizamos en 3h., pero puede ser impasable después de las lluvias y debe de ser realizado durante las horas diurnas. Una hora de conducción por pavimento en buen estado lleva hasta Camp Perrin, un resort de montaña a los pies del Pico Macaya (2.347mts.) el segundo más alto de Haiti. Hay varios hostales que ofrecen rutas a caballo, una de ellas a Saut de Mathurine, la cascada más alta de Haiti, con una profunda piscina natural ideal, dicen, para bañarse en medio de su colosal naturaleza.
A partir de ahí prosigue la carretera de tierra y piedra -que están ensanchando y acondicionando después de años de obras para una conducción más segura-. Hace poco era la peor de la isla, por su peligroso trazado entre tantos pasos de montañas, llegándose a realizar el trayecto en más de 7 horas.
Se atraviesan varios asentamientos rurales de unas pocas casas, de ladrillos y techos de chapa ondulada, de madera desvencijadas o de adobe y piedra. Sus habitantes viven de una agricultura de subsistencia, comerciando con hortalizas y frutas que ellos plantan (aguacates, batatas, mijo, bananas, papaya, café...), o del carbón, en los mercados semanales que cada día corresponde a un lugar diferente de la zona. 
Debido a la difícil accesibilidad a esta parte los bosques no han sufrido la deforestación como el resto del país, conservando su cubierta verde ya que ha habido poca tala de árboles para producir carbón vegetal de manera comercial, y la población local no corta tantos árboles porque obtienen lo suficiente para comer,   .
La producción agrícola de Haiti representa el 30% del PIB y emplea a muchos campesinos pero no es suficiente para satisfacer la gran demanda y aunque se destina prácticamente al mercado local, muchos productos alimenticios son importado de Rep. Dominicana y EEUU como el arroz, la harina de maíz, pollos, huevos y otros productos esenciales para la cocina haitiana como el aceite, la mantequilla, las pastillas aderezantes de sabor, pasta de tomate... Las naranjas son "zoranj dominiken" (naranjas dominicanas), al igual que los pimientos, los tomates y hasta las bananas vienen también de R.D.. Las antiguas plantaciones de arroz fueron abandonadas debido a la introducción de las importaciones de "arroz barato" de EEUU.
Desgraciadamente la tala de árboles para la obtención de carbón ha sido la pesadilla de los montes haitianos. Ante la falta de electricidad y la pobreza de muchos habitantes, la utilización de carbón vegetal ha sido la única manera de cocinar. Esto ha llevado a que cada vez quede menos zonas arboladas. Con la construcción de esta nueva carretera se cree que favorecerá el seguir esquilmando los bosques. Esta zona por su difícil orografía y falta de carreteras ha sido la que mejor ha conservado sus verdes y extensos bosques tropicales.
Jeremie, "al final de la carretera, tras las montañas", se descubre como una ciudad que parece que no ha evolucionado en el tiempo. En sus calles aún quedan edificaciones coloniales herencia de su próspero pasado gracias al productivo trabajo de los esclavos, la forma de vida de la burguesía francesa y más tarde por la ambiciosa clase "mulata" tras la independencia de Haiti debido a las exportaciones de Café, Cacao, Bananas, Madera...
Aunque bastante decadente, en las principales calles es posible observar alguna fina arquitectura del s.XIX, tanto de madera como de ladrillos, con sus característicos almacenes en las plantas baja y viviendas en la primera planta con balconadas y alargadas puertas anti-huracanes, ventanales de madera, columnas metálicas....
La ciudad ha crecido hacia los montes paralela al muelle y la avenida de la playa (Stenio Vincent, llamado también la Grand Rue), una bahía nada atractiva pues la basura acumulada en la orilla desvela su horrible aspecto. 
Es también la calle más comercial y la que soporta más tráfico. Sus comercios, bajo los funcionales pórticos de las desvencijadas edificaciones, comparten espacio con vendedores ambulantes, costureros, MotoTaxis y vehículos aparcados de cualquier manera. El centro de la villa está dominado por la Catedral de Saint-Louis (1877) una hermosa construcción de ladrillos rojos de terracota. En frente, la Place des Trois Dumas, donde acuden los vecinos a pasear, descansar o a comer en algunos de los puestos instalados allí.
Me he quedado en el hotel Delivrance (1.500g.), a pocos minutos a pie sobre la ciudad, apartado del caótico y ruidoso centro.
Había leido que a 5Kms. se encuentra una de sus mejores playas, Anse d'Azur, una cala de blanca y finísima arena coralina. Hasta allí fui en MT. (50g.) a pasar la mañana y darme un baño. Aunque el viento no ayudó, estaba el mar muy revuelto y el agua turbia, el lugar está bien para pasar algunas horas, pero tampoco es tan sugerente!. También aparecieron algunos "blancos" a bañarse y tomar el sol. Algunos kilómetros más allá se encuentran otra series de playas, que parece que son de mejor calidad.
Desde el viernes ya se estaba oyendo en los patios de algunas casas a bandas Raras practicar con los instrumentos: Trompets, Bambú, Vaksen, Koubs... Al anochecer comenzado a recorrer la ciudad, con cantidad de seguidores hasta casi amanecer. El sábado por la noche llovió pero el domingo por la tarde fue el encuentro de las bandas. Tres diferentes se presentaron en la plaza viniendo desde sus barrios a través de las calles más importantes. Y cada una con su grupo incondicional de seguidores. Algunos de ellos llevaban disfraces, otros sólo máscaras y otros con la cara pintada. Destacaba el Diablo, un personaje vestido con camisa desgajada y máscara endiablada que va asustando a los niños y abriendo camino entre la gente a las bandas. Otro vestido de militar colonial, algunos de personajes famosos del cómic y otros de indescifrable vestimenta (?).
Un derroche de energía, sudor y movimientos corporales que se hacía más notorio cuando paraban frente al escenario, construido para tal acontecimiento, para interpretar su musicalidad mientras la multitud la bailaba y repetía los estribillos.
En los aledaños de la plaza hubo gran afluencia de vecinos, aunque poco participativos. Todos los que querían acción se introducían entre los grupos.
En ningún momento me sentí inseguro entre ellos, si acaso con muchísimo calor en ciertos momentos.
Que me recuerda esto a los bailes de amanecida tras la Banda de Agaete!!
Por la noche seguiría la fiesta con actuaciones musicales, la gente paseando, bebiendo o comiendo en los puestos callejeros. Muchos se dejaban su dinero en las ruletas, dados o juegos de cartas. El haitiano es muy propenso a los juegos del azar. Por todos los lados hay oficinas de apuestas (Bank) donde se celebra a diario dos sorteos.