10 feb 2015

Kanaval Jakmel o Pre-Kanaval (El Carnaval de Jacmel)

Ya he llegado al destino más interesante de este viaje: Jacmel (en criollo: Yaquimel).
A las 7:30 de la mañana subí a uno de los TapTaps (75g.) que van a Les Calles, y desde allí una guagua -climatizada- (400g.) que me dejó en el cruce de Jacmel (Kafú Dufó). Luego hay que esperar por transporte que tenga espacio para subir, ya sea dentro o en el techo, como me sucedió esta vez, sobre sacos de verduras y papas (100g.), o subir a uno de los MotoTaxis (>300g.) que se ofrecen delante de la gasolinera.
El trayecto desde el techo, aunque algo peligroso por la inestabilidad al no haber donde agarrarse en el continuo balanceo, ofrece una fantástica visión de montes boscosos, algunos pinares y montañas calizas y valles trabajados por la mano del agricultor local. Ha llovido poco porque no es temporada pero aún así corre algo de agua. Había leído que las vistas de estas montañas y valles son de las mejores del país, aunque no creo que supere a aquellas que pude observar camino de Jeremie.
La carretera ladea montes escarpados y se puede observar perfectamente en muchos tramos los valles donde hubieron bosques de enormes árboles y plantas salvajes y que ahora ha devenido en una gran planicie debido a que los colonos franceses los talaron para hacer espacio al lucrativo café, caña de azúcar, índigo y tabaco. Más adelante, como pago obligado por su independencia (93 millones de francos de aquella época!!), y el desfalco de una enorme cantidad de madera, terminó empobreciendo definitivamente a los pobladores de la isla, obligándolos a utilizar la madera de sus árboles para hacer el carbón vegetal que han necesitado para subsistir hasta estos días. 
Aquí también huele a campiña pues es mucho más puro el ambiente, aunque estos días hay algo de calima en el aire. Pasamos por varios caseríos y en uno de ellos acontecía su día de mercado. Había muchísima gente en medio de la carretera negociando y a la vez interrumpiendo el tráfico en doble sentido. Las verdura y las frutas expuestas eran de excelente color y tamaño. 
Dado que Haiti tiene una diversidad de microclimas y una buena ubicación geográfica las condiciones para convertirse en una de las mejores despensas del Caribe en producción de arroz y frutas tropicales es extraordinaria, pero ha sufrido muchísima presión desde el bloqueo económico americano y europeo (s.XIX) y por las diferentes injerencias políticas como represalias desde que se independizó de la colonia francesa como el primer país de esclavos libres. Jamás se lo han perdonado!.
Como tenía la reserva de hotel asegurada me quedé esta vez en Auberge des Millonaires  (1.500g.), en la calle de l'Eglise, junto al Marché de Fer (Mercado de Hierro) y la Eglise Paroissiale St. Philipe et St. Jean. También se encuentra cerca de la Plaza central (Place de Toussant L'Ouverture).

Jacmel es una pintoresca ciudad al Sureste de Haiti, a varias horas de la capital,  fundada en 1698 y habitada al principio por ricos comerciantes de Café y de la Caña de azúcar que aún conserva todos los encantos de antaño como su arquitectura colonial francesa del s.XIX, o sus originales puertas, ventanas y balcones. Mas tarde este tipo de inmuebles se hicieron común en Nueva Orleans.
Es una ciudad muy dinámica, con algunos sectores muy estresantes como sus dos calles principales: la avenida Barranquilla -donde estos días han instalado entarimados de madera y andamios con palcos sobre algunas fachadas para que los más afortunados puedan ver pasar el desfile de carnaval-, y la avenida de la Liberté con mucho tráfico durante todo el día. O sus otras calles más sosegadas cercanas al paseo de la playa o las de las zonas más altas donde los vecinos transitan apaciblemente lejos del ensordecedor y caótico tráfico. Los estridentes toques de claxon en esta ciudad es un sin parar, al igual que en India, y he llegado a preguntarme que si prohibieran tocar el claxon por las calles ¿habría una altísima tasa de "suicidios" por parte de los conductores?. Que vicio!!.
Los motoristas pueden aparecer en cualquier momento endiabladamente rápidos por las esquinas de esta ciudad y en éstos si que hay que estar atentos porque no respetan nada ni a nadie. Simplemente hay que quitarse de su trayectoria.
Muchos famosos mundialmente reconocidos han hecho de Jacmel su residencia permanente pues su seguridad, su belleza arquitectónica, y la amabilidad natural de sus vecinos la hace misteriosamente adictiva. Y de eso si que están muy orgullosos los jacmelianos. Aquí un extranjero puede sentirse libre al pasear en cualquier momento del día y la noche. No suele haber delitos.
Después de los destrozos producidos por el terremoto de 2010 que afectó alrededor del 70% de los inmuebles y golpeó más duramente a los barrios más pobres, el gobierno del país, los artistas aquí afincados y la comunidad internacional se han estado reuniendo en muchas ocasiones para reconstruir, proteger y ayudar a conservar el papel de Jacmel, por su singularidad con la región y como centro turístico del país, con importantes ayudas económicas para la reparación de los principales monumentos de la ciudad y mantenerla en todo momento limpia, al menos en las zonas frecuentadas por los turistas, aunque las zonas más concurridas por los jacmelianos -mercado, callejones y traseras de edificios desastrados están totalmente mugrientos. 
Paralelo a la primera línea de playa, Rue du Comerce se encuentra el "corazón" de la zona antigua que conserva aún muchos espléndidos, aunque bastante deteriorados, ejemplos de almacenes y residencias históricas. Se caracterizan principalmente por altas puertas y ventanas y por amplios balcones con barandas de filigrana que dan excelente sombra a las aceras. 
En 1896 sufrió un gran incendio que destruyó la mayoría de los inmuebles de la ciudad y fue reconstruida utilizando en muchos casos pilares de hierro fundido remanufacturados y balcones que fueron embarcados desde Francia.
La parte central de la ciudad tampoco ha cambiado mucho en los últimos 100 años. Su urbanización ha ido en aumento debido en gran parte a los ingresos generados por el turismo.
Es candidata por la UNESCO para ser declarada Patrimonio Internacional ya que está asociada con las artes, y en particular con sus fantásticas máscaras y otras creaciones confeccionadas con papel maché, con las cooperativas de artesanos, con las galerías de arte y con el cine (la única escuela de cine se encuentra aquí).
Al este de la Plaza Toussaint Louverture se encuentra el Marché de Fer, (Mercado de hierro) una construcción de estilo barroco pintada en rojo y verde, levantada en 1895 como una versión a escala reducida del gran Marché de Fer de Port-au-Prince. Cerrado los domingos, durante la semana se llena de productos locales, al igual que a los cuatro lados del mercado y sus calles circundantes, que se atiborran de infinidad de puestos y gentes llegadas de toda la comarca.
En frente, en la calle de l'Eglise a pocos metros del hotel donde me estoy hospedando,se encuentra la llamativa Catedral católica de St Phillippe et St Jacques, construida en 1859 y dañada severamente por el incendio de 1896. Fue reconstruida en el mismo lugar poco después pero no resistió el movimiento sísmico de 2010 que debilitó su estructura. Aún siguen las obras de restauración.
La avenida de la sucia playa de la ciudad es nueva y está muy bien diseñada. Es punto de encuentro y de paseo para los vecinos. Al anochecer muchos jóvenes vienen a estudiar bajo la luz de las farolas. Posiblemente sea el único lugar donde no falla la electricidad. Varios bares-restaurantes y vendedores de bebidas frías sirven también cervezas en sus improvisadas terrazas mientras una agradable brisa marina envuelve todo el entorno.
A pocos kilómetros se encuentran otras playas mucho más agraciadas: La Saline, Cyvadier, Raymond Les Bains, Ti Mouillage y otras pequeñas calas igualmente alcanzables en MotoTaxi por unos pocos gourdes.
Lo que verdaderamente me ha traído hasta esta ciudad es el Kanaval Jakmel (su Carnaval), una celebración muy particular, si se compara con las otras que se llevan a cabo en el país. Aquí,sin embargo, se celebra todos los años independientemente del Kanaval Nasyonal (Carnaval Nacional), que en los últimos años se lleva a cabo en una ciudad diferente. Siempre es el fin de semana antes del Nacional. Comenzó el viernes en el edificio anexo a la Oficina de Turismo  con la presentación ante los medios y público invitado del "Kanaval Jakmel 2015" con bailes de diferentes agrupaciones y algunas bandas Raras. Continuando el sábado con música de Dj en la calle y el domingo concluyendo con el gran desfile (Defilé).
Este Carnaval es único y reconocido por el uso de enormes máscaras y figuras realizadas en papel maché (papel y cola obtenida del almidón de tubérculos como la mandioca o la papa) por los participantes en un derroche de imaginación.
Durante tres días, los haitianos de toda procedencia, clase social, pobres, ricos, negros, blancos, mulatos, se reúnen aquí para crear un extraordinario "desfile artístico" por las principales calles de la ciudad, decoradas para la ocasión con balcones alegremente engalanados. Cientos de personas desfilan con sus coloridas figuras -que realmente son trajes-, que durante meses han estado confeccionando para luego ser exhibido por las calles. Hay algunas que son realmente enormes como una tortuga una cigala gigante cargada por varias personas, cuadrúpedos de varias cabezas, cuellos de girafas, monstruos endiablados...
Los grupos de baile van bien conjuntados y bien pintados, el resto con máscaras, cuerpos totalmente coloreados, maquillados, embadurnados o simplemente un gorro y un poco de purpurina en la cara.
Estas máscaras y trajes retratan satíricamente una parte de sus preocupaciones, sus luchas y sus problemas sociopolíticos. Es una manera de queja, de propaganda política del partido rival, o contra los políticos y el poder que les presiona diariamente. En este país, se podría decir que cada mes hay varias manifestaciones por algún motivo. Y es que el haitiano está harto de tanta presión exterior por parte de los oligopolios económicos, las multinacionales o el Banco Internacional o el FMI que obliga Haiti por las deudas generadas a subir los precios tanto de la gasolina como de la electricidad. 
El Carnaval siempre ha sido el momento idóneo permitido por los gobernantes para que el pueblo se exprese y se queje en las calles. Aún así, el despliegue policial es asombroso, desde la policía nacional a soldados de la ONU. Sólo les falta sacar los tanques a la calle.
Durante la celebración parece que todo Haiti está presente en las calles. Se bebe mucho ron barato, y cervezas, y la gente se pelea a menudo. Y se pelean porque alcoholizados se embrutecen, sacan de su interior su bestia dormida, llegando incluso a ser irrespetuosos. Mientras caminan empujan, no esquivan. Algunos se enfadan y se agreden. A mi me han empujado "con el codo" para adelantarme en sitios imposibles de caminar más rápido por el barullo de gente, en muchas ocasiones sin necesidad, incluso estando parado o charlando con otra persona. Porque no caminan, corren. Parece que es una costumbre o un derecho que adquieren cuando beben de más. Ya sea en Carnaval, en el mercado o paseando al atardecer!.
Lo más característico del Carnaval haitiano son las bandas Raras, grupos de músicos que son los más seguidos por la mayoría de los asistentes. Cada uno entona su música y sus simpatizantes bailan desenfrenadamente a su alrededor mientras cantan. Es ahí donde el haitiano realmente siente y vive su Carnaval, no en las aceras viéndolo pasar. Es muy parecido a lo que sucede en la Rama de Agaete (Gran Canaria) con los pasacalles de sus bandas de música.
No hace falta estar disfrazado, de hecho son muy pocos los que lo hacen. Lo importante es sentir y bailar la música. Este Carnaval ha sido diferente a lo que he visto en otros lugares.
Paseando por la ciudad conocí a Jose, un dominicano que, según él, trabajó de policía en Jacmel. Me invitó que le acompañara a visitar a alguna de sus amistades para saludarlos. Una de las casa que entramos me llamó mucho la atención al observar unos tambores de madera en un rincón, unas pequeñas figuras colgadas en el tronco del gran árbol que da sombra al patio interior y unas imágenes religiosas pintada en la pared de un gran habitáculo. Como imaginé se trataba de un lugar donde se practica VudúDe casualidad, la noche anterior se había celebrado una ceremonia con cantos y bailes. 
El sacerdote no tuvo inconveniente en enseñarme la habitación de las ofrendas. Me mostró todos los artilugios, su significado religioso y estuvimos un buen rato hablando sobre los diferentes espíritus, que al igual que en Cuba, tienen su representación religiosa cristiana, pero con algunos nombres diferentes.
El Carnaval haitiano ha estado desde siempre influenciado por las ceremonias africanas de los esclavos traídos hasta aquí por los colonos. Aprovechaban esas fiestas para desplegar toda la reminiscencia que practicaban desde antaño. Hoy día siguen habiendo celebraciones vuduístas pero en casas particulares. Hay que conocer a algún familiar o participante para poder tener acceso a ellas.
Un lugar que no quería dejar pasar fue Bassin Bleu, una serie de charcas de color azul-cobalto, por su profundidad, que se ha producido por erosión en el terreno debido a la cantidad de agua que trae sus cascadas. Llegar hasta este lugar es muy sencillo y se puede hacer tanto en moto (50g.- 100 g.), en coche o caminado.
Se cruza el río de Jacmel y se accede por una carretera de tierra que atraviesa algunos pequeños poblados hasta que se llega al fin de la misma donde hay varias viviendas. Luego, a pie (15min.), pasando las charcas Bassin Palmiste y Bassin Blue se llega a Bassin Clair, la más bonita y profunda, por un camino bien adecentado por los vecinos que allí habitan. Ellos requieren que vayamos acompañado de un guía local, que además de explicar muy bien el entorno ayudará a pasar por zonas algo complicadas si no se tiene la habilidad adecuada.
Su camino es a través de almendros, mangos, albaricoques (una especie concreta éndemica de esta isla), bananos, cocoteros y diversas parcelas sembradas. Se oyen cantos de varios tipos de aves, hay coloridos lagartos, mariposas revoloteando constantemente, cabras y ovejas vagando en medio de la vegetación donde destaca el robusto Mapou y plantas de llamativos colores. Y de fondo el sonido del agua discurriendo entre rocas y guijarros pulidos por la acción del mismo. Si el lugar es encantador con la poca agua que está cayendo, en época de lluvias tiene que ser espectacular. 
Rodeado de montes donde crece altos árboles, el camino se vuelve un poco desigual y resbaladizo, y en una ocasión hay que subir por una empinada pared rocosa, con puntos de apoyo tallados, con ayuda de una cuerda, o la mano del guía, hasta llegar a Bassin Clair, protegida y rodeada de suaves rocas cubiertas de helechosenredaderas y arbustos. 
A partir de ahí otra complicada subida lleva a otra charca aún más espectacular y solitaria por su dificultad para acceder a ella. Sin ayuda local es muy difícil conseguirlo.
La vuelta a Jacmel la hice a pie en algo más de una hora. Los pequeños poblados de unas pocas casa en medio del bosque y el olor a campo hace del paseo una delicia. Las vistas de la punta de la ciudad desde las alturas es magnífica.
Un lugar sorprendente cerca de Jacmel es Bainet, un pueblo con cerca de 200.000 habitantes, la mayoría campesinos. Si Haiti significa en lengua nativa tierra de altas montañas, Bainet es el mejor lugar para demostrarlo. Son espectacularmente altas y cubierta de espesa vegetación. Uno de los poco lugares donde la deforestación no es preocupante. La amabilidad de su gente que no han dejado de conservar sus tradiciones, su curiosidad por los pocos extranjeros que se acercan y la inexistencia de delincuencia la ha hecho reconocida en toda la comarca.
Bainet es multirracial ya que la mayoría de sus habitantes son descendiente de europeos y africanos. Es el hogar de los "Marabú", original de Bainet, personas de piel oscura con ojos azules, verdes o avellana, con rasgos europeos, de pelo liso, ondulado o rizado. Son una mezcla de nativos, africanos, árabes y franceses.
La mayoría de la población vive en las montañas pero también los hay costeros, por lo que es posiblemente el único lugar de todo el país donde las playas son todavía vírgenes, lo que significa que nunca ha sido explotadas y rara vez han experimentado interacción humana. Muchas de ellas no son de fácil acceso.
Característica principal es el no usar maquinaria para la agricultura que aún es arcaica. Emplean un sistema llamado "kombit", una manera simple pero muy efectiva de cosechar en un suelo muy fértil, debido a su clima de montaña. Los agricultores se reúnen y establecen un plan y fechas para ayudarse entre todos ellos hacia su objetivo común. 
Cualquier cosa puede crecer en Bainet, desde Mijo, Frijoles, Mangos, Pomelos (Chadek), Albaricoque, Melocotones, Guayaba, Aguacates, Papaya, Veritab (fruto del pan), o Café, uno de los mejores del país.
Sus ríos no son navegables pero sí punto de encuentro vecinal para hacer la limpieza de ropa. Lo que sí hay son un sin fin de manantiales donde el agua se puede beber sin peligro ya que procede de sus altas montañas vírgenes donde no hay participación humana.
La gran mayoría vive sin electricidad y utilizan lámpara de queroseno. A partir de las 7 de noche, muchos se dirigen al Lakou (centro de reunión) para recordar las historias y leyendas del pasado que han ido pasando de generación en generación.
Hay muy poco tráfico, por lo tanto no existe la contaminación como en otros lugares y apenas hay conexión de transporte público: los TT. que vienen de Puerto Príncipe o los cargados de todo tipo de bártulos de Jacmel, y los MT. una vez negociado el precio pues por la carretera de tierra que va por la costa se puede acceder también.