2 jun 2014

Santería en La Habana

Otra de las sorpresas que me llevaría los primeros días en La Habana fue que la invitación que recibí  para almorzar en casa de una de las amigas de Yaneli ya que la anfitriona quería celebrar una Misa Espiritual para dar "conocimiento de luz" a los espíritus familiares (fallecidos) . Es decir, los espíritus le describirían qué le está afectando en su vida, así como el motivo o la causa del porqué está pasando por esa situación, detectando el grado de negatividad que pueda tener. De ahí se le procede a quitar la entidad atrasada que tiene pegada, sea por un trabajo o por estar en lugares que no le convienen.
Es la ceremonia en la que se ubica a los espíritus guías en sus lugares correspondientes para poder encauzar a la persona en el camino que vino a este mundo y para que cumpla su misión en él. No todas las personas tienen la misma cantidad de espíritus.
Mediante un estado de trance (montarse el santo) el vínculo entre el oficiante y el receptor es muy cercano y privado. No necesariamente llegan ambos a ese estado, y esta vez sucedió en diferente espacio de tiempo. Normalmente lo realizan según predisposición.
Los baños de aguardiente escupidos sobre diversas partes del cuerpo (limpieza espiritual) suceden durante las ceremonias. En este caso las oficiantes (tres santeras mayores) tragaron aguardiente en abundancia. Eso ayuda a "colocarse" en el lado de los espíritus (ancestros).
Una pequeña mesa (altar) colmada de objetos religiosos como imágenes, vasos de agua purificada, perfumada y bendecida, un tabaco habano encendido, botellas de plástico con agua perfumada para la limpieza personal que se echa sobre las manos y se extiende por diversas partes del cuerpo para luego ser lanzada como signo de quitarse lo sucio, velas encendidas... En el suelo, junto a la mesa se encontraban diversos artilugios africanos como bastones de mando (o de arar la tierra), una figura de barro representativa de Elegua con piezas de caracoles blancos incrustadas que hacen de ojos y boca, un plumero de pelos de caballo, una pequeña vela encendida, varias botella de ron vacías....
En el comienzo de la ceremonia se ofreció el aguardiente en un cuenco, que es media nuez de coco, a todos los presentes, incluido yo.
Cada consejo de ayuda para el equilibrio personal (autoestima), procedente de la voz ronca de la oficiante, en este caso referente a la pareja de la receptora (que creía que la engañaba con otra persona), era bendecida por las otras dos acompañantes. Luego, rezos cristianos (Padre Nuestro... y algunos más) con diversas palabras en árabe y en yoruba comenzaban a sonar al unísono. Los otros presentes las acompañaban . Luego canciones en lengua lucumí acompañadas de palmadas rítmicas. Las oficiantes bebían más aguardiente y era también ofrecida a la receptora. Ésta, en varias ocasiones, mientras se expresaba corporalmente con movimientos circundantes alrededor del grupo -estábamos sentados en sillas- y respiración rápida avisó de su inmediata entrada en trance y seguidamente las oficiantes aumentaron el ritmo de las canciones y palmeo repetitivo de manos. Todos estábamos expectantes del suceso. No había pasado media hora y la joven comenzaba a balancearse sin apenas sentido. Era ayudada mediante ligeros empujones a seguir girando con su particular baile a nuestro alrededor, mientras la oficiante principal decía en diferentes momentos "no maltraten la materia", en alusión a la joven. En un momento del acto se apoyó en el suelo, ostensibles sonidos salían de su boca y la respiración comenzaba a ser más intensa y aún más rápida mientras las gotas de sudor le caían incesantemente. Los ojos los tenía perdidos. Estaba fuera de sí debido a la falta de oxígeno en el cerebro. Supuestamente los espíritus la estaban "saneando". Tenía que ser purificada. Los flujos de ron continuaban cayéndole por diversas partes del cuerpo, incluso por la cara, procedente de la boca de la santera principal. El suelo tenía que ser limpiado constantemente con paños para no resbalar.
Una vez despertada del trance abandonó la habitación dirigiéndose al baño a lavarse. Regresó sonriente y sin acordarse de nada. Si me hubieran dicho que todo era un montaje me lo hubiera creído. Ella también le practica la santería a otras personas, y también cobrándoles. En casa de herrero....
Al rato a la oficiante se le "montó el santo" y comenzó el momento propicio a utilizar frases con voz ronca en lengua criolla (lucumí mezclada con castellano) y que sonaba en ocasiones a castellano. Eran los mensajes de los espíritus a los asistentes que uno a uno fue llamando al centro de la habitación para hablarles y dar consejos. A mi también me tocó oír sus "cosas". Nada que me pudiera sorprender, precisamente porque no me conocía como al resto del grupo.
Una ristra de críticas le cayó a un marido que apenas ayudaba en casa a su mujer, que también estaba allí. Y al resto de las mujeres casi lo mismo: ser más fuerte ante el amor, no dejarse dominar....
De cualquier manera, un psicólogo hubiera dado el mismo tipo de consejos.
Quizá me equivoque, pero como no creo en las religiones sino que las procuro estudiar, todo esto me puede ayudar a ver las cosas de otra manera no tan forzadas como nos han enseñado los religiosos cristianos y que tanta influencia han tenido y siguen teniendo en nuestra sociedad. Cada cual se engrandece con sus creencias propias mientras ésto lo haga feliz y deberíamos ser muy respetuosos con todos los demás. Las religiones no se deben imponer sino permitir su libre elección, al igual de cómo orar o liberarse de sus temores.

En Habana Vieja, exactamente en el Paseo del Prado entre las calles Monte Dragones, junto a la Fuente de la India se encuentra el Museo de los Orishas en el edificio de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba. Su sede es un antiguo palacio recientemente restaurado con el esfuerzo y la colaboración de sus miembros. Es una asociación cubana no gubernamental que permite a los creyentes de la santería, así como a los investigadores y a los estudiantes, aprender acerca de la religión, su impacto en la sociedad y sus aspectos sociales y culturales. Han organizado el Museo en la planta alta del inmueble donde se exponen de manera permanente esculturas ambientadas con paisajes y atributos que representan los diferentes dioses africanos. Es una interesante introducción a las tradiciones religiosas Afro-Caribeña de Santería.
Los africanos fueron introducidos en Cuba como esclavos de la vecina isla "La Española"  (Haiti/República Dominicana) en los primeros años del s.XVI. Algo más tarde, un gran número de congoleños, angoleños y otras comunidades fueron traídos como esclavos directamente desde el continente africano. Los Yorubaun grupo étnico indígena al sur de Nigeria, llegaron masivamente durante la edad de oro de la industria azucarera en los siglos XVIII y XIX. Cuando fueron convertidos a la fuerza al cristianismo, ellos, con el fin de ocultar sus creencias religiosas comenzaron a "disfrazar" los nombres de los santos de la iglesia Católica con atributos similares a los dioses (Orishas) yoruba aunque, en realidad, adoraban a sus propios dioses africanos. Con el tiempo, estas prácticas se fusionó con el catolicismo romano convirtiéndose en lo que ahora se llama Santería
La identificación así establecido fue:  Santo Niño de Atocha - Eleguá; Virgen de Regla - Yemayá; Virgen de la Caridad del Cobre - Oshún; Santa Bárbara - Shangó; San Lázaro - Babalú Ayé; Virgen del Carmen o Santa Teresa de Jesús - Oyá; Nuestra Señora de las Mercedes - Obatalá; San Pedro - Ogún; Santa Rita de Casia - Oba; San Norberto - Ochosi; San Cosme y San Damián - el Ibeyi; San Cristóbal - Agayu Sola; San Francisco de Asís - Orula.
Los esclavos africanos  no pudieron levantar templos ni reproducir imágenes de sus Orishas, sólo pudieron esconder en los barracones de los ingenios donde vivían algunos caracoles, piedras, pedazos de metal o madera como atributos de sus dioses. Posteriormente el hogar del creyente se convierte en Casa Templo (Ile Osha), donde dedican un espacio a estos fines y celebran los ritos de Santería y bailes tradicionales.
El museo destaca las representaciones africanas, concretamente de Nigeria, si bien algunos de los orishas están ambientados en paisajes cubanos. Aunque existen aproximadamente 4.000 santos universales, aquí están representados solamente 32 Orishas, entre ellos: Algayú, Bromú, Broncía, Changó, Echu, Egbe, Elegua, Nana Burukú, Inle, Los Beyis, Oba, Obalufón, Obatalá, Obaluayé, Ochosi, Ochumare, Ochun, Oduduwa, Ogún, Olodumare, Olokun, Oranmiyan, Ori, Orichaokos, Orunmila, Osain, Osuia, Oya, Yemaza, Yewá.
En 1992la Asociación Cultural Yoruba se consolidó, oficialmente reconocida, y se inauguró como una ONG con la presencial Partido Comunista de Cuba y los líderes del gobierno. Cuenta con una sala de exposiciones, un museo, dos salas de conferencias y una biblioteca dedicada a la vida y la cultura Yoruba. Cada Viernes y Domingo hay actos musicales o de bailes y en ocasiones conferencias y ceremonias religiosas africanas. Para asistir a una de esas sesiones se debe tener en cuenta que el código de vestimenta es como el de una iglesia: no se permite la entrada con pantalón corto o camisillas de tiros. Esta asociación no sólo sirve como un instrumento de intercambio cultural y de recreación para sus miembros, sino también para proyectar su trabajo a toda la comunidad, contribuyendo a un conocimiento más profundo de las raíces del pueblo cubano.