Llega el final del viaje, y que mejor manera que concluirlo
en una de las más importantes celebraciones de Santiago
de Cuba como
es la Fiesta del
Fuego (o Fiesta
Caribeña) que se lleva a cabo en la primera semana de julio. Se anunciaba
como todos los años la participación de una gran variedad de agrupaciones de
casi todo el Caribe,
vistosos desfiles callejeros de congas,
actuaciones musicales, exposiciones, talleres y actividades en la calle que
tienen lugar en muchas partes de la ciudad.
La
Casa Particular de Santiago donde
me quedo (20cuc/climatizada/Tv/baño/salón
con mesa y sillas, una nevera, e independiente de la casa principal) está muy
cerca de la avenida
Trocha, a pocos minutos caminando de la Plaza central Manuel
Céspedes donde
se está celebrando todos los actos musicales de la semana y de la Alameda,
lugar de especial trascendencia principalmente para el último fin de semana del
mes de julio pues allí se celebrarán los actos del Carnaval
santiaguero.
A mediados de 1.800 la
fuerte influencia de la cultura africana en Santiago con motivo de la
llegada de habitantes de Haití, tras las revueltas
independentistas, se notó principalmente en los desfiles, congas y paseos en
sus carnavales, siendo
más evidente en los instrumentos, los ritmos y las formas de la
danza, que ha permitido la conservación de su rica cultura tradicional hasta
hoy día.
Del desarrollo de estas fiestas anuales
se encarga la Casa del
Caribe -justo al otro lado de la ciudad-, y el presupuesto depende de la Secretaría de
Cultura. Aunque es bastante rácano, se ha invertido principalmente para
albergar y transportar a casi todos los participantes de los distintos eventos.
El transporte sólo ha sido para ellos y el gobierno local no ha dedicado
absolutamente nada para que los ciudadanos santiagueros y turistas se desplacen
a los lugares donde se celebran los actos. De hecho, la participación ciudadana
ha sido escasísima y los pocos extranjeros que aquí hay se han implicado más
que todos ellos.
Durante esta semana han intervenido cientos de artistas e
intelectuales de muchos países caribeños y nacionales, evidentemente.
Espectáculos de danza, ceremonias mágico-religiosas, exposiciones de arte,
serie de películas y otras actividades para intercambiar todo lo que tenga que
ver con la historia, la religión y la cultura de la zona. Y esos son los
aspectos que más distingue al Festival del Caribe del
resto de los eventos internacionales celebrados en Cuba.
Es fusión de culturas, de arte popular, de tradición y de expresiones de la
identidad de las raíces de los pueblos indígenas del Caribe.
Como regla general, cada año el Festival
del Caribe ha
rendido homenaje a un país o grupo de países. Este año ha correspondido a Surinam.
A través de los años se ha hecho homenaje a Haití, Guyana, Brasil, Puerto Rico,
República Dominicana, Venezuela, México, Honduras, Colombia,
Panamá, Antillas Holandesas, Aruba…
La celebración fuerte en la calle ha sido el primer día con “la Serpiente”,
un desfile de todos los participantes engalanados con sus vestimentas
tradicionales por las principales calles de la ciudad. Nuevamente, al igual que
en las otras ocasiones, los participantes no sabían a que hora comenzarían a
desfilar.
Santiago los ciudadanos tampoco se visten ni
usan nada alegórico a las fiestas. Sólo vi a unos pocos turistas chinos con
camisetas anunciadoras del evento. Ni Infotur ni
las agencias de viajes del gobierno conocían la programación hasta varios días
comenzado el festival. La televisión estatal apenas ha seguido los actos
multitudinarios de las calles y ha escaseado la información de días precedentes. La Casa del
Caribe editó
un panfleto (que había que comprar) con los actos pero desconocían las formas
de transporte para llegar a ellos si no se pertenecía a la sociedad o se fuese
a actuar en los eventos.
Músicas de diferentes islas
del Caribe,
del Centro y Sur-América han
acaparado los distintos actos. El centro neurálgico de los acontecimiento han
sido la Casa del
Caribe, la Casa de
las Religiones Populares -ambas próximas- y la calle que los
atraviesa, donde se reúnen todas las noches jóvenes y mayores para disfrutar de
la música, del baile y del alcohol. La Plaza
Manuel Céspedes,
el Teatro
Heredia, la Casa
de la Trova, la Casa
de las Tradiciones, la Alianza
Francesa y algunos otros lugares serían testigos también de diferentes
actividades musicales, culturales y religiosas.
Todas las noches se han celebrado conciertos en muchos
lugares de la ciudad, desde los diferentes espacios culturales como Casa
de la
Música, hasta media decena de escenarios
en las calles. La afluencia de público, especialmente muy joven debido a que ya
están de vacaciones, ha sido constante. Las botellas de ron han estado presente
siempre, garantizando las rápidas borracheras de un público muy joven. Aquí
apenas se mezcla con refresco.
Igualmente en esta ciudad me ha llamado mucho
la atención las "poses" de los chicos y los "pases" de las
chicas en un juego entre coqueteo y ligoteo burdo que realizan durante las
noches de marcha. La gran mayoría muy bien vestidos, peinaditos con fijador y
con apariencia de "señoritos". El Gran
Fingimiento (o la
Gran Falsedad) diría yo. ¿Es que aquí no se
come para poder vestirse bien? Sus padres sabrán!.
Debido a que he ido todos los días a
diversos espectáculos musicales tanto en la Casa del Caribe como
en la Casa de las
Religiones Populares, el intenso sol y calor reinante y que se trata de la
última parte del viaje, no he tenido apenas tiempo para visitar los lugares más
emblemáticos de Santiago como pudiera ser la Fortaleza del
Morro, la Iglesia de la
Virgen del Cobre o La
Gran Piedra, ya que tampoco lo he
priorizado. He disfrutado cada día de diferentes espectáculos y he conocido a
mucha gente. Mas no puedo pedir.
La última noche, posiblemente la mejor noche
del Festival,
me la he perdido porque mi vuelo de regreso ha sido al atardecer. Nuevamente la
"serpiente" salió con todos los participantes engalanados. Esta vez
sería desde la Plaza
Manuel Céspedes hasta
la avenida
de la
Alameda donde a las 12 de la noche
estaba anunciada la quema de la enorme figura que representa al diablo. Se
esperaba una gran muchedumbre con ganas de mucha fiesta alcohólica, como todos
los años.
Moverme por las calles de Santiago ha
sido muy sencillo ya que hay moto-taxis que por 10 o 20cup,
según la distancia, transportan un pasajero por la ciudad. Las guaguas son
también muy baratas (40cup) y los taxis cobran de 3 a 5cuc.
El calor tan machacante a partir de las 11 hace que la moto sea una muy buena
opción de transporte.
Santiago es
amplia, frenética, algo ruidosa debido al tráfico (pero nada que ver
con La Habana) y
polucionada, pero con el ambiente íntimo y acogedor de una capital de
provincia, con animados barrios donde los vecinos juegan al atardecer al dominó
al aire libre en sus empinadas calles o están sentados en los pórticos o
balconadas de sus viviendas tomando el fresco.
Su centro histórico se encuentra al Este de la Bahía
de Santiago de Cuba, sobre una elevada loma, alrededor del Parque
Céspedes. Cuenta con tal vez el inmueble más antiguo de las Américas,
la Casa
de Diego Velazquez (1522) aunque restaurada a final de 1960, en la que
destaca su fachada de estilo andalucí con sus ventanas de celosías morisca.
Una Iglesia-Catedral, la Catedral
de Nuestra Señora de la
Asunción (s.XIV), última de una serie de
edificaciones que fue destruida en varias ocasiones por ataques piratas,
incendios o terremoto, que se caracteriza por sus dos torres neoclásicas
completadas en 1922 y donde se encuentra los restos del primer gobernador
colonial, Diego
Velázquez. Estos días está siendo ampliamente restaurada por dentro y por
fuera. No pude ver sus complejos frescos del techo, ni la sillería talladas del
coro, ni su altar que hace honor a la venerada Virgen
de la Caridad. En frente se
encuentra el Ayuntamiento,
también llamado Palacio
Municipal, un edificio blanco con rejas de maderas azules. Construido
originalmente en 1515 y renovado en 1959 después que el ejército rebelde del Fidel hubiese
tomado la ciudad y anunciara el triunfo de la Revolución.
Al Este de la plaza se halla la popular calle
Heredia, llena de lugares de música en vivo, casas coloniales, varios
museos, bibliotecas, librerías... (Casa del estudiante, Casa de la Trova, Museo del Carnaval...), algunos
artesanos y enorme aglomeración de viandantes paseando entre los carros
que por aquí circulan.
A través de la calle Francisco Vicente
Rivera se
llega a la popular Plaza
de los Dolores, la segunda en importancia de la ciudad, una alargada y
estrecha plaza rodeada de frondosos árboles de flamboyán amarillo. Los
edificios coloniales que la circundan hacen del entorno un atractivo
emplazamiento para sentarse y disfrutar en consonancia con los músicos que
suelen reunirse para tocar sus instrumentos. Esta calle que llega hasta la Plaza
de Marte es muy transitada y de gran animación durante todas las horas
del día debido a la existencia de muchos comercios, cafeterías y paladares.
Es aquí donde he observado trabajar a la mayoría de los
"jineteros", individuos que se buscan la vida ayudando a los
turistas. Igualmente a estafarlos si le dan la oportunidad. Una manera muy
habitual de actuar es acercarse al turista en las Casas de Cambio (Cadeca)
ofreciéndoles mejor cambio. La finalidad es distraerlo y darle menos monedas de
la convenida.
La piscina del hotel Versalles (en Reparto
Versalles) me ha servido en varias ocasiones de relajante,
principalmente muscular la primera vez tras la caminata del Monte
Turquino. Aquí también he estado de "cubaneo".
Por 1ocuc se
puede pasar el día de con tumbona, sombrilla, derecho a varias cervezas y un
plato de comida.
Pues ya he concluido este viaje de 52 días por Cuba y
aunque ha sido bastantes días, pero no suficiente para visitar lo que tenía
planeado, le he dedicado tiempo a cada localidad para, de esta manera, vivir
intensamente cada lugar donde me he quedado.
Atrás queda en la memoria esas primeras
emociones de primerizo que me causó ver en Matanzas o La
Habana esos antiquísimos vehículos
aún circulando, edificios coloniales en estado decadente pero deslumbrantes o
saber que por el color de mi piel nadie, pero nadie, se acercaría a mí a
aburrirme con insistencias “bisnosas”. Me he librado de la presión que ejercen
los comisionistas por las calles. Vamos, ni las jineteras!!!. Tampoco me he
preocupado mucho por las salidas nocturnas.
No ha habido olores característicos, ni tranquilidad, ni día
sin cabreo por estar constantemente "buscando algo" que SIEMPRE es
imposible encontrar por no tener, por estar agotado desde hace tiempo, porque
"posiblemente haya" pero al otro lado de la ciudad, o porque
desconozcan que otros lugares pueden vender lo que buscaba. Cuando se trabaja
para el gobierno los empleados, mayoritariamente, ponen muy poco interés en
ayudar a los clientes a solventar ciertas cuestiones. Y es de entender. Es
debido al bajísimo salario que reciben (15-20$/mes) y que así he podido
comprobar en los muchísimos comercios por toda las ciudades que he visitado.
Muchos artículos de primera necesidad llegan a ser imposible
encontrar en Cuba ("está
Perdido!") y se termina muy agotado rebuscando bajo tanto calor y tantas
direcciones erróneas que se recibe al preguntar. El cubano también se queja de
ello, pero se resigna. Ha sido esta forma de gobierno la que ha creado esta
manera de vivir. Todo está tan controlado que casi nada es posible. El
repugnante bloqueo económico americano ha creado una forma de vida diferente,
de supervivencia. Aquí, ante la falta, se Inventa (lo
que se puede). Y allí estuve yo para comprobar que muchas de las cosas
perversas que se dice de Cuba es
pura mentira con muy malas intenciones. Se vive relativamente bien. A no ser
que se quiera vivir como un "opulento americano", entonces sí que hay
que salir de la isla. Pero en Cuba se
vive mejor que muchos países centroamericanos. La seguridad, la amabilidad, los
cambios que se están produciendo (lentamente, pero CAMBIOS), hace que esta isla
sea un destino más que excelente. Es caro, carísimo, si se quiere disfrutar de
lujos. Estoy seguro que cuando se libere definitivamente el bloqueo y haya una
sola moneda en curso, Cuba será
un destino mucho más económico. Allí están los codiciosos buitres a la espera,
deseosos de entrar en la isla para convertirla en otra más del "todo se
puede" del Caribe.
No sé cuál sería el resultado final pero, de
cualquier manera, he querido visitar esta isla antes de que todo cambie!.