Nuevamente he
utilizado Caribe Tours para trasladarme rápido y cómodo a Santo Domingo,
"la Capital". Aunque hay varias compañías que hacen el trayecto en
las mismas condiciones, C.T. es la que más próximo me dejaba del hostal en la
Zona Colonial donde me he quedado. El hostal Nómadas (28$/con desayuno) se
encuentra en la calle Hostos, en el corazón de la Zona Colonial (o Ciudad
Colonial), ubicada en el lado oeste de la desembocadura del río Ozama, uno de
los destinos turísticos más importante de Sto. Domingo y también el más
visitado de Rep. Dominicana por su valor histórico y arquitectónico.
Fundada
primeramente por Bartolomé Colón (hermano de Cristóbal) el 5 de agosto de 1498 como Nueva Isabela en el otro lado del río Ozama, fue trasladada en 1592 a su
actual ubicación por Nicolás de Ovando (gobernador y administrador
colonial de La Española, 1502-1509).
La Zona Colonial
es fiel representación de las mezclas del Viejo Mundo y el descubierto por los
europeos, donde se encuentran las iglesias, las calles y la fortaleza más
antiguas del "Nuevo Mundo". Sus casas coloniales, museos y otros
muchos lugares históricos hace de la capital un lugar muy interesante de
visitar.
En 1990 la Ciudad
Colonial fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Caminar por sus
calles donde siglos atrás pasearon los conquistadores es encontrarse aún
infinidad de edificios preservados que datan de principios de 1500 , muchos de
los cuales son museos hoy en día. Entre ellos se encuentra el Alcázar de Colón
(la casa de Diego, hijo de Critóbal Colón), la Fortaleza Ozama y el Palacio de
la Corte Española. O caminar por su calle más antigua, Calle de Las Damas,
llamada así en honor a las damas de la corte del virreinato, primer centro de
poder y cultura desde donde los españoles planificaron la conquista de las
Américas. El resto de las calles adoquinadas -cada vez se hacen más- y las
fachadas de inmuebles de varios siglos de antigüedad se manifiestan hoy convertidas en
pintorescos cafés y bares, pequeños hoteles y conocidos restaurantes. En la
amplia plaza bordeada por el Palacio de Diego Colón (el Alcázar), el Museo de
las Casa Reales y el Reloj de sol del s.XVII, los cafés toman vida al anochecer
y acogen a visitantes y residentes. Estos días se celebraron varios conciertos
y un concurso de bailes de varios grupos de Carnaval.
Hay un mini-tren
(turístico), el "Chu-Chu" que en 45min. recorre los monumentos más
importantes de esta parte de la capital, ofreciendo mediante audio-guías la información de
los lugares por donde se va pasando.
Al otro lado del
barrio antiguo, fuera de los muros que la rodea, se encuentra la activa zona
comercial local, que va desde el Parque de la Independencia por la Avda. Mella
hasta el Barrio Chino, donde hay supermercados, tiendas de ropa y moda o el
tradicional Mercado Modelo (inaugurado en 1942 por el dictador Trujillo) que es un lugar único que ofrece una impresionante concentración de todo tipo de artesanía dominicana: cuadros dominicanos y haitianos, pequeños objetos criollos, ron, puros, joyas de piedras de ámbar o de larimar y CD's de merengue o bachata. Las pequeñas tiendas apiñadas unas con otras en estrechos pasillos ofrecen gran variedad de objetos de fabricación local. Los puestos de carne y de pescado están en la primera planta. Fuera se encuentra el mercado popular callejero con sus numerosos puestos desbordantes de frutas tropicales y sus cortadores de col con machete: un auténtico festival de colores y olores!.
El Barrio Chino de Sto. Domingo exhibe la cultura china a través de las vitrinas de sus tiendas, de sus restaurantes, sus enormes portales a principio de las calles y diversas estatuas de bronce ancladas en las aceras. Hay una escuela de lengua china y una clínica dedicada a la medicina oriental. Hay que tener mucho cuidado aquí con los cambistas porque intentan estafar dando menos billetes. Su truco es ofrecer muchísimo mejor cambio que el banco como anzuelo. Luego en en el juego de afanar algunos billetes sin ser captado.
El Barrio Chino de Sto. Domingo exhibe la cultura china a través de las vitrinas de sus tiendas, de sus restaurantes, sus enormes portales a principio de las calles y diversas estatuas de bronce ancladas en las aceras. Hay una escuela de lengua china y una clínica dedicada a la medicina oriental. Hay que tener mucho cuidado aquí con los cambistas porque intentan estafar dando menos billetes. Su truco es ofrecer muchísimo mejor cambio que el banco como anzuelo. Luego en en el juego de afanar algunos billetes sin ser captado.
El transporte
público de la ciudad (mini-buses y moctoconchos (o conchos), o taxis compartidos
hacen todo tipo de recorridos, desde 50P. Para estos taxis que esperan en las esquinas importantes o van
claxonando durante todo su trayecto en busca de pasajeros no existe mapas de las rutas que sigue.
Los conchos es la
forma de transporte popular aunque probablemente es la menos segura -o más peligrosa- por la velocidad a la que circulan estos locos.
El transporte
inter-urbano es muy confiable. Las dos compañías de transporte más importantes
hacia el interior, Caribe Tours y Metro, ofrecen servicios expresos en guaguas
modernas bien equipadas. Las menos conocidas, y que son muchas, disponen
también de líneas expreso regionales, aunque suelen hacer algunas paradas
cuando no están llenas. En muchas ocasiones en el destino final paran todas las
veces que los pasajeros les pidan para bajar donde más le convengan, antes de
llegar a la estación de guaguas.
Hasta aquí me ha
traído su tradicional desfile final del Carnaval que se celebra
el primer domingo de marzo de cada año. Es una enorme fiesta donde los ciudadanos de todo el país se congregan para disfrutar de los grupos y comparsas que representan a los diferentes barrios de la capital y a cada provincia del país.
El área principal de celebración es a través de la Avenida George Washington (Avenida del Malecón -nada que ver con el de Cuba-), un bulevar marítimo de 14kms., bordeado de palmeras, bancos, restaurantes, puestos de comida y bebidas y enormes hoteles de 5 estrellas frente al Mar Caribe. Ahí se acondicionan plazas para numerosos eventos y la zona se convierte en una enorme fiesta que se prolonga por varios días (típicamente el fin de semana más cercano al 27 de febrero). Concluye con un gran desfile por el malecón -el primer domingo de Marzo- de carrozas y comparsas de colores llamativos al ritmo de merengue y contagiando a los espectadores con su música y sus bailes.
El área principal de celebración es a través de la Avenida George Washington (Avenida del Malecón -nada que ver con el de Cuba-), un bulevar marítimo de 14kms., bordeado de palmeras, bancos, restaurantes, puestos de comida y bebidas y enormes hoteles de 5 estrellas frente al Mar Caribe. Ahí se acondicionan plazas para numerosos eventos y la zona se convierte en una enorme fiesta que se prolonga por varios días (típicamente el fin de semana más cercano al 27 de febrero). Concluye con un gran desfile por el malecón -el primer domingo de Marzo- de carrozas y comparsas de colores llamativos al ritmo de merengue y contagiando a los espectadores con su música y sus bailes.
En Santo Domingo el carnaval tiene características
diferentes a las demás provincias por ser esta la capital de la República
Dominicana, donde convergen las representaciones de otras ciudades del país.
De acuerdo con la documentación existente, antes de 1520 ya
había carnaval en la ciudad de Santo Domingo. Si bien los carnavales de Santiago y La Vega son los más importantes en cuanto
a tradición y popularidad, el carnaval de Santo Domingo es el centro de las
actividades oficiales, iniciándose con el acto aislado (unos días antes del verdadero
inicio del carnaval) de la coronación del Rey Califé.
Mientras en aquella época, en la calle el Conde y los clubes privados se representaba un carnaval de élites europeizadas, en el Parque Enriquillo se realizaba un carnaval popular, convirtiéndose éste en el centro del carnaval popular, de donde van a surgir una gran cantidad de personajes, como: el Califé, los Africanos, Los Indios, los Ali-Baba, los Tiznados, Se me muere Rebeca, entre otros, dentro de un proceso de mulataje y criollización.
El carnaval se transforma a partir del presente
siglo, sobre todo a mediados, con los cambios
socio-económicos-políticos-urbanos de la ciudad, donde el pueblo surgirá como
un protagonista fundamental.
Solo me quedaba trasladarme a primera hora al malecón y ver pasar la gran cabalgata de mascaritas, grupos y comparsas. Por allí desfilaron primeramente los grupos y comparsas infantiles y por la tarde hasta la noche lo hicieron los
adultos. Ni que decir que se concentraron en toda la avenida un gran número de personas de muchos lugares del país con ganas de ver ese colorido y animadísimo
espectáculo.
Este año entre los
innumerables grupos y comparsas participantes se pudieron ver personajes en representación
del Carnaval de Azua, uno de los más antiguos de la isla, vestidos de Indios
taínos y de otros con diferentes fantasías.
Del Carnaval de
Bonao, los Diablos Cojuelos golpeando a todo curioso despistado con sus vejigas
de res y fuetes (látigos).
Del Carnaval de
Cabral, las Cachúas y sus mamelucos coloreados, con alas de murciélagos,
máscaras de papel crepé o de vejiga sin pintar y una enorme peluca de tiras de papel de vejiga de color .
Del Carnaval de
Cotui, sus "Tiznaos" con trajes de hojas de platanera seca y sus
máscaras vegetales de higüeros.
Del Carnaval de La
Joya, también los negros y sus trajes de hojas de plataneras, de desechos, y
con una máscara de higüeros adornadas con algodón llena de cadillos.
Del Carnaval de La
Vega, lo mejor de sus Diablos Cojuelos multicolores armados con sus famosas
vejigas de rés para golpear a los culos despistados.
Del Carnaval de
Montecristi, sus Toros, parecidos a los de La Vega, con fuetes y vistosos
trajes de colores, enfrentándose a los "Civiles", personajes que visten de calle, con pantalones recortados.
Del Carnaval de
Puerto Plata, los Tamaicaros, una transformación del Diablo Cojuelo, personajes
que reproducen ciertas deidades taínas en sus máscaras, con hermosos trajes con
cintas de colores y caracoles (couris africanos).
Del Carnaval de
Salcedo, los Maracaos (Diablos Cojuelos), con vistosos trajes adornados con
cintas de papel crepé de colores y diferentes tipos de máscaras que simbolizan
animales.
Del Carnaval de
San Cristóbal, sus Diablos Cojuelos, el Roba Gallinas, los Indios y los Zancudos.
Del Carnaval de
San Juan, las Cabezas de animales como Caballos, Girafas, elefantes... y Tifúas, con un
vestuario elaborado de desechos, con reminiscencia Afro.
Del Carnaval de
San Pedro de Marcoris, los Guloyas, diablos vestidos con trajes de llamativos
colores, adornados con espejos pequeños y una capa amarilla y roja. Con sus
vejigas de res y fuetes bailando al compás de flautas, cencerros y tamboras.
Del Carnaval de
Santiago de los Caballeros, con un colorido desfile de Los Lechones a ritmo de cascabeles, vejiga de res, fuetes y música. Asistieron también agrupaciones
como "Las Flechas de los Indios", "La piel sucia de Nicolás
Den-Den", "la Muerte en Yipe", "el Hombre del
Papelón", "el Baile del Muñeco", Comparsas y algunos personajes
individuales muy bien caracterizados.
Como en todos los desfiles del país, los participantes desfilan delante de palcos con sillas para poder ver pasar a los participantes. Hay que tener alguna amistad para conseguir un asiento y observarlos en primera línea.
Innumerables vendedores ambulantes ofrecen de beber y comer a precios económicos.
Toda esa parte de la ciudad estaba tomada por policías y militares. Aún así, pude ver varias peleas, y en una de ellas incluso la policía tuvo que disparar en varias ocasiones al aire para disolverla. Está claro que aquí como en mi tierra, o en cualquier otra parte, a los más jóvenes sin identidad maldita, influenciados por las televisiones extranjeras, les importa un carajo las tradiciones y por hacerse notar como grupo están dispuestos a acabar con cualquier fiesta de cualquier lugar.
Una pequeña muestra de los que pude ver desde la mañana temprano hasta el anochecer:
Como en todos los desfiles del país, los participantes desfilan delante de palcos con sillas para poder ver pasar a los participantes. Hay que tener alguna amistad para conseguir un asiento y observarlos en primera línea.
Innumerables vendedores ambulantes ofrecen de beber y comer a precios económicos.
Toda esa parte de la ciudad estaba tomada por policías y militares. Aún así, pude ver varias peleas, y en una de ellas incluso la policía tuvo que disparar en varias ocasiones al aire para disolverla. Está claro que aquí como en mi tierra, o en cualquier otra parte, a los más jóvenes sin identidad maldita, influenciados por las televisiones extranjeras, les importa un carajo las tradiciones y por hacerse notar como grupo están dispuestos a acabar con cualquier fiesta de cualquier lugar.
Una pequeña muestra de los que pude ver desde la mañana temprano hasta el anochecer: