Desde Trinidad el trayecto en guagua hasta Camagüey dura aprox. 5h. (con la Cía. Viazul). La Estación de Omnibus se encuentra a 3kms. del centro de la ciudad. Como ya había llamado por teléfono a la Casa
Particular donde me iba a alojar sus propietarios me enviaron el carro de "un conocido" que me llevaría hasta ella. Creí que sería un detalle de la Casa pero aquí en Cuba nada
es gratuito, ni para los clientes. 5cuc me cobró ese "taxista" por el traslado.
El motivo principal que me ha traído hasta aquí ha sido su
semana de Carnaval, que había
comenzado el lunes 23. El Carnaval Camagüeyano es una fiesta popular tradicional en la que destacan diversas modalidades expresivas como las carrozas, los disfraces, las congas y los muñecones (o cabezudos).
Entre 1.725 y 1.728 las fiestas tradicionales de San Juan y San Pedro tomaron la forma de Carnaval en la provincia de Camagüey, y cada año tiene lugar entre el 23 y el 29 de junio, incluyendo el 24 de junio, día de San Juan, que en España y otros lugares se dedicaban en aquella época, como ahora, a fiestas populares. Así le vino el nombre. Los festejos concluyen el 29 en una jornada centrada en el denominado “Entierro de San Pedro”, el ficticio funeral con el que en una gigantesca conga los camagüeyanos despiden al "San Juan" con la quema del monigote (San Pedro). Como sucede todos los años el 22, día anterior al comienzo, se celebró el Carnaval Infantil enla
Avenida de La
Libertad y áreas del Casino Campestre.
Entre 1.725 y 1.728 las fiestas tradicionales de San Juan y San Pedro tomaron la forma de Carnaval en la provincia de Camagüey, y cada año tiene lugar entre el 23 y el 29 de junio, incluyendo el 24 de junio, día de San Juan, que en España y otros lugares se dedicaban en aquella época, como ahora, a fiestas populares. Así le vino el nombre. Los festejos concluyen el 29 en una jornada centrada en el denominado “Entierro de San Pedro”, el ficticio funeral con el que en una gigantesca conga los camagüeyanos despiden al "San Juan" con la quema del monigote (San Pedro). Como sucede todos los años el 22, día anterior al comienzo, se celebró el Carnaval Infantil en
Nada más llegar quise informarme de los actos que se iban a realizar durante toda la semana pero los propietarios de
Bastante difícil lo he tenido porque aquí en Camagüey los vecinos parece ser que desde hace mucho tiempo han dejado de participar en el Carnaval. Tan sólo son varios pasacalles y algunas actuaciones musicales en diferentes barrios de la ciudad.
Una vez localizado el punto de encuentro, tan sólo era cuestión de esperar la llegada del resto de participantes. Poco a poco el público se iba situando en los bordes de las aceras ocupando los mejores sitios para poder observar el paso de toda la “movida”. No se veía a
nadie, ni a los más pequeños, vestido con algo alegórico al Carnaval. Ni un bigote pintado, ni un
sombrero, ni "un trapito". Ni siquiera las calles habían sido engalanadas. Los carnavales y muchas de las fiestas populares en Cuba se han desvanecido como tantas
otras cosas tras el execrable embargo americano (y Europa!!) al son que dictan las poderosas oligarquías y mafias empresariales de la extrema derecha americana y los corruptos exiliados cubanos. Viva el Neoliberalismo!!
Mientras algunos jóvenes daban "candela" en improvisadas fogatas al cuero de los tambores para que estiraran y fijaran bien, paulatinamente iban llegando las carrozas que eran ubicadas en fila dejando un espacio entre ellas para el posicionamiento de las agrupaciones musicales.
Mientras algunos jóvenes daban "candela" en improvisadas fogatas al cuero de los tambores para que estiraran y fijaran bien, paulatinamente iban llegando las carrozas que eran ubicadas en fila dejando un espacio entre ellas para el posicionamiento de las agrupaciones musicales.
Tomé algunas fotos y esperé el momento de la salida. En un principio me habían
dicho que el comienzo del desfile sería a las cinco de la tarde pero no dio comienzo hasta casi las siete. Una gran pena porque la luz ya era escasa y pésima para
fotografiar el evento en pleno apogeo. Seis carrozas con bailarinas, cuatro comparsas, charangas, algunos jóvenes montados en los más variados tipos de bicicletas (algunas de cuatro plazas, otras de casi tres metros de altura), patinadores, bandas de tambores abarrilados y de un solo parche (conga, tumbadora, quinto); bombos, trompetas, cencerros, llantas de carros que marcaban el ritmo a las comparsas y al público en
general que los sigue, varios Monos Viejos (danzantes enmascarados en una figura antropomorfa con la cabeza cubierta de un
capuchón terminado en punta y un par de ojos bordados con una vestimenta de colores
vistosos y recargados dibujos. En el cuello, rodillas, bocamangas y bocapiés,
sendos festones de soga deshilachada. Colgados de la cintura, varios cencerros
de metal que suenan al andar y bailar. En las manos llevan un trozo de caña de
azúcar y una rama de “escoba amarga”), imitación de los diablitos abakúa africanos. que pude ver hace algunos años en Benin. Su finalidad es asustar a los niños a los que persigue hasta "cazarlos". Dejarse coger da mala suerte.
Me extrañó muchísimo no ver a ningún otro extranjero merodeando
por ahí. Sólo yo, el único.
Una vez dado comienzo el pasacalle, todos avanzaron por la calle San Juan (Avellaneda) al compás del enardecido sonido afrocubano de los tambores, el repiqueteo de los cencerros y las trompetas. Las carrozas completamente iluminadas y engalanadas con sus exuberantes bailarinas animaban aún más el ambiente por las calles circulando con música reguetón cubano a todo volumen. Podría asegurar que la mitad de Camaguey se encontraba observando la cabalgata. Muchísima gente, principalmente jóvenes siguieron el desfile por las calles Martí, Independencia y Avenida deLa Libertad ,
hasta la plaza de La Caridad donde se llevaría a cabo bailes coreográficos de
cada grupo delante de unas gradas llena de público.
Una vez dado comienzo el pasacalle, todos avanzaron por la calle San Juan (Avellaneda) al compás del enardecido sonido afrocubano de los tambores, el repiqueteo de los cencerros y las trompetas. Las carrozas completamente iluminadas y engalanadas con sus exuberantes bailarinas animaban aún más el ambiente por las calles circulando con música reguetón cubano a todo volumen. Podría asegurar que la mitad de Camaguey se encontraba observando la cabalgata. Muchísima gente, principalmente jóvenes siguieron el desfile por las calles Martí, Independencia y Avenida de
Me llamó la atención que grupos de jóvenes que
seguían a la conga más popular -y a más rítmica-, cantaran a gritos algunas canciones con estrofas como: "por puta, por descará te metistes a jinetera por que no tenías ná" o “qué pasó, qué
bolá, me metí pa’ jinetera porque no tenía ná…”, como si eso de ser prostituta
fuera algo tan natural y asumido como para nombrarlo con tanto desparpajo! Más moderado fue algún otro canto ridiculizando a la policía o el "que llueva, que llueva, cómprate un paraguas"...
Los orígenes de Carnaval
Camagueyano se remontan al s.XVIII
y, aunque está relacionado con la festividad religiosa del Corpus Christi, su esencia es notablemente profana. Comenzaron en Puerto Príncipe entre los años de 1.725
y 1.728 guardando una estrecha relación con el mes de junio, fecha en que los
criadores de ganado traían a la ciudad sus reses gordas para la venta anual. Con ellos venían los peones o vaqueros en sus afanosos potros. Fue llamada la “suave comarca de pastores y sombreros” por el poeta nacional Nicolás Guillén. Se constituyó
como una fiesta inicialmente ganadera, que pronto se popularizó y trascendió al
resto de la sociedad, donde propietarios, trabajadores y esclavos (principalmente de procedencia conga) de las
grandes haciendas se concentraban en la ciudad durante la temporada de
lluvias, ofreciendo bailes en sociedades y cabildos. Los paseos en coches y a
caballo, el intercambio de visitas de uno a otro extremo de la población, las
congas en los barracones y los guateques campesinos dieron paso a la paulatina
transformación de esos encuentros, alcanzando cada San Juan un rango distintivo que le caracterizó en el contexto
cultural del país, diferenciándose de las parrandas de las regiones centrales, del
carnaval de La Habana y del Carnaval de Santiago de Cuba.
Es costumbre que en las áreas rurales del entorno de la ciudad el día de San Juan
sea antecedido por fiestas de carácter familiar y se prepare Ajiaco, un plato tradicional compuesto de viandas, maíz, carne salada de vaca y lechón con abundante caldo.
Esta tercera ciudad de Cuba
fue fundada el 2 de febrero de 1.514 como villa Santa María del Puerto del Príncipe, más tarde Puerto Príncipe, hasta que recibió el actual nombre de Camagüey en 1.898, a raíz de la
independencia de España. El nombre actual lo debe al cacique Camagüebax, quien ejercía su mando
entre los ríos Tínima y Hatibonico,
donde empezaron a construirse las primeras casas.
Camagüey, la Ciudad de los tinajones (hoy por hoy, uno de los emblemas decorativos de la ciudad) o la ciudad laberinto (debido el entrecruzado de sus calles y callejones), es famosa también por su sistema de plazas y por el complejo de edificaciones religiosas, el más numeroso de Cuba. Algunas de sus calles están bordeadas por distintivas vasijas de barro fabricada originalmente por su gente para recolectar el agua de lluvia para el tiempo de sequía, aunque las ollas ahora sirven a un propósito estrictamente ornamental). En 2008 la UNESCO nombró su centro histórico como Patrimonio de la Humanidad.
Los siguientes días me movilicé por toda la ciudad durante
varias horas en busca de la Programación de Actos que se realizarían
durante toda la semana para tener en cuenta hora y lugar de los principales eventos.
Difícil empresa porque aquí nadie conocía ni sabía que iba a acontecer estos días (!).
Comencé por el Ayuntamiento
(o Gobierno Municipal), junto al Parque Ignacio Agromonte. Allí desconocían igualmente que sucedería en la ciudad. Aún así, me enviaron a una Oficina de Cultura en la calle Padre Valencia, junto al Teatro Principal, cerca de la Casa donde me estaba quedando.
Allí solamente disponían por escrito en un trozo de papel los actos del mismo día que le habían comunicado vía teléfono. Sabían que había un Programa de Fiestas pero ignoraban quien lo pudiera tener.
Me aconsejaron acercarme todos los días a primera hora para informarme de los actos del
día. Que práctico!! ¿Cómo me podría así planificar o podría seleccionar a que acontecimientos acudir si repetirlos en días sucesivos?
También acudí ala Asamblea Provincial del Poder, en el otro extremo de la ciudad y a la oficina de Cultura
y Festejos en la Avda. de la Libertad
y tampoco disponían información de los actos. Allí me quisieron enviar nuevamente a la Delegación de Cultura donde
había estado el día anterior (grrrrrrrr!!). De repente una funcionaria recordó que cerca, en el Casino Campestre, se estaban realizando eventos festivos como conciertos, música, chiringuitos de comidas…. Ahí pude entender porque no me he encontrado con ningún
turista en Camagüey en estas
fiestas. Seguro que nadie estaría dispuesto a caminar como yo he hecho para poder programarme estos días y saber a que actos acudir. Me perdí varios
actos culturales por falta de información. Tampoco pude trasladarme a diferentes
barrios fuera del centro por horarios complicados y falta de transporte de
vuelta, ya que los mejores conciertos acabarían muy tarde en la noche. A no
ser que alquilara un taxi para mi sólo todos los días (!).
El resto del día hasta el atardecer mientras me perdía entre sus calles buscando "lo incontrable" descubría algunos lugares interesantes de la ciudad, como la ajetreada Calle Independencia con numerosos centros recreativos y restaurantes,la Calle Maceo principal arteria comercial, el Teatro Principal donde hay instalado
una tarima para actuaciones musicales y bailes tradicionales, El Museo Provincial, la Casa natal y el Parque Ignacio Agramonte, la Plaza
y la Iglesia de
San Juan de Dios, la Casa de la Trova , la Iglesia de la Merced , la Plaza
e Iglesia de Nuestra Señora del Carmen….,
y el famoso Coppelia, donde me podía sentar a disfrutar algunos de los riquísimos helados de esta peculiar empresa estatal.
También acudí a
El resto del día hasta el atardecer mientras me perdía entre sus calles buscando "lo incontrable" descubría algunos lugares interesantes de la ciudad, como la ajetreada Calle Independencia con numerosos centros recreativos y restaurantes,
Al final pude enterarme de las actividades previstas en más
de 20 áreas de la ciudad, incluidos centros de recreación. Al menos las
orquestas que visitaron la ciudad fueron de enorme calidad, como la de los hermanos Alberto y Enrique Álvarez y su Charanga Latina, Pupi y los que Son Son, Fiverson, Los Karachis, la banda de Cándido Fabré y la Original de Manzanillo entre otras muchas locales.
Afortunadamente pude acudir a varios conciertos en las "cuadras" de algunos barrios con asistencia tan sólo de sus vecinos que,
aunque no eran multitud, disfrutaban de la música, los bailes y de los quioscos de comidas y bebidas, creándose
un ambiente excepcional.
También me gocé los conciertos de Cándido Fabré (ya lo había visto en Las Terrazas el mes pasado) y otros artistas en Casino Campestre, un amplio parque que cuenta
con un área superior a los 130.000mt. cuadrados que reúne en su interior
frondosos árboles como Palmas Reales,
Ceibas, Anacahuitas (árbol medicinal curativo), Cedros y Casuarinas. Es un lugar para exposiciones agropecuarias,
de productos industriales y manufacturados o conciertos en vivo. Tiene
también un pequeño zoológico muy cutre.
Allí se reunieron todas las noches de “movidas musicales" miles
de camagüeyanos hasta el amanecer. Varios toneles dispensadores de cerveza
barata llenaban las botellas de plástico a los que se acercaban. Los puestos
ambulantes instalados servían comida de todo tipo recién echas allí mismo: Carne de Cerdo o de Pollo, Arroz con
Frijoles (Congrí), Tamales, Pizzas, Jugos naturales, Rositas de Maiz (Roscas
o Palomitas)…
Asombroso fue ver a varios tatuadores tenían filas de padres para tatuar "de mentirijilla", con pintura!!, a sus niñas
en espaldas y en pelvis, como se tatúan las mayores.
Lo mejor de todo ha sido no ver en ningún momento peleas ni
malos gestos entre el público asistente a los actos. Todos muy educados, aunque muchos muy tomados (borrachos), que no paraban de moverse de un lado a otro insistentemente, en busca de "no se qué carajo".
Lo único negativo que pude observar (u oler!!) fue las escorrentías de orines en el entorno a los baños públicos instalados a un lateral del recinto e
incluso algunos borrachos defecando en los jardines adyacentes.
Por algunas calles de Camaguey
he podido ver algunas ollas grandes colocadas sobre fogatas en las que cocinan un caldo aderezado con viandas, carnes y especies: el tradicional Ajiaco Criollo, que luego es repartido entre todos los vecinos del barrio
y visitantes. Esta comida en comuna era realizada por los
primitivos ganaderos que solían reunirse en la ciudad para comerciar con sus ganados y, parece ser, es el origen de las fiestas sanjuaneras. En el resto del país se le denomina Caldosa o Sopón.
El domingo 29 fue el último acto del Carnaval. Según la tradición, la quema de San Pedro (un monigote dentro de un ataúd de madera) pone fin a los festejos que duran toda la semana (como en España la quema dela Sardina ). A medio día
un grupo de personas en la Plaza de los Trabajadores engalanaban el
féretro de un muñeco vestido de campesino.
Flores, tiras de telas, una botella vacía de ron… sugería que su muerte no se
debió a la edad sino a lo bien que se lo tuvo que pasar toda la semana de
marchas ininterrumpidas (como algunos indigentes que se dejaban ver a primera
hora de la mañana “botaos” por los portales de algunas tiendas).
El domingo 29 fue el último acto del Carnaval. Según la tradición, la quema de San Pedro (un monigote dentro de un ataúd de madera) pone fin a los festejos que duran toda la semana (como en España la quema de
Partió de la plaza con
una comitiva de dos lloronas, varios personajes vestidos de negro (representantes del gobierno local) y un buen grupo de vecinos. Mientras avanzaban por las calles
las personas que se encontraban en las aceras observando y esperando el paso se
iban uniendo y así hasta el reparto la
Caridad donde se tendría que haber llevado a cabo la Quema de San Pedro ante todos los
espectadores. Pero no ocurrió así. Esta vez fue desmigajado con las manos por
los asistentes. Tan sólo quedó en el suelo el serrín que llenaba el traje. La
cabeza deambuló por los alrededores porque alguien se la quedó de recuerdo.
Nadie me supo explicar porqué no se quemó como en otras
ocasiones. Ya definitivamente lo di por imposible. Cuando las tradiciones no se continúan en el tiempo, se termina por desconocer. O perder.